lunes, 17 de diciembre de 2012

Andorra Ultratrail 6-7-8 julio 2012



Este año iríamos hasta Andorra sí o sí, habíamos trazado el plan casi un año antes y ninguna circunstancia (o casi) nos haría desistir.
En el mes de mayo ya había quedado claro lo adelantado en un artículo publicado en abril en el que manifestaba mis intenciones. La cuestión sería si la magnitud del reto y el escaso tiempo de preparación me permitirían culminar el desafío deportivo...

Allá nos fuimos 5 compañeros de nuestro grupo Coruña Trail, Rafa, Luis y yo en una primera avanzadilla, Iaga y Javier con el tiempo justo debido al trabajo.
El lunes 2 de julio emprendimos un tempranero viaje para llegar con tiempo de cenar y, ya casi, irnos a dormir, llevándonos la primera sorpresa: lo que esperábamos que fuese un hotelito correcto acabó siendo un hotel muy recomendable ,sobre todo por el excelente y caluroso trato recibido durante nuestra estancia en el HotelAntic, antes llamado Cal Daina (Arans-La Cortinada-Ordino)




Naturalmente, durante nuestra estancia no estaba nevado




Teníamos por delante varios días hasta el viernes 6, cuando habríamos de comenzar la aventura de patear y patear, subir y bajar montañas mientras el cuerpo aguantase en las diferentes pruebas del Andorra Ultra Trail, los días fueron pasando salpicados de salidas junto al río, subidas montañeras y visitas ciudadanas, buenos alimentos, birras y alguna compra. Pudimos comprobar lo excelentemente balizado que se encontraba el recorrido, admiramos la grandeza de las cumbres pirenaicas, nos impresionó el aspecto de algunas laderas que, mas que montaña salvaje, semejaban un jardín dada la profusión de flores que lucían en grandes concentraciones, Rododendros de montaña, Pulsatilla y Calderones, entre otras especies, poblaban esas montañas (mi agradecimiento a Luis, que me permitió descubrir esos nombres, dada mi ingnorancia en botánica).


Por fin llegó el gran día, yo tomaré parte en la Celestrail en compañía de Iaga, con quien me encontraré en la zona de salida. Nos esperan 83 km con 5000 m D+. El día transcurre con tranquilidad, comidas menos abundantes que durante los días anteriores dado que la carga energética la hemos realizado a conciencia, este día es mejor tomar la salida con el aparato digestivo no saturado. Nos mantenemos atentos a las predicciones meteorológicas para intentar imaginar lo que nos encontraremos en las montañas, realmente parece que habrá suerte y solo encontraremos temperaturas frescas en las cumbres y ausencia total de lluvia.
El ambiente en Ordino es muy animado, por cualquier lugar se puede ver una gran cantidad de corredores y aficionados dispuestos a afrontar las carreras Andorranas. A las 08:00 del viernes 6 de julio de 2012 se iniciaban las pruebas con la puesta en escena de la prueba grande, la Ronda dels Cims con sus 170 km, medio día mas tarde, concretamente a las 21:00 horas tomábamos la salida los participantes de la Celestrail con 83 km por delante, precediendo en 2 horas a los participantes en la Ultra Mític que habrían de afrontar 112 km. Todavía quedarán 2 pruebas “menores”, el Trail de 35 km para el sábado y el Solidaritrail de 10 km para el domingo.

A la hora prevista comienza la Celestrail entre un ambiente fenomenal pues, además de los corredores de esta carrera, están los que tomarán la salida 2 horas mas tarde, mas un gran número de acompañantes y aficionados. A pesar de la magnitud del reto, el mayor que yo haya emprendido, los nervios no han aparecido, tal vez porque mi único objetivo es finalizar e, incluso, no olvido la posibilidad de no lograrlo dado lo corta que ha sido mi preparación debido a algunos problemas físicos. Partimos todos con las luces ya situadas en nuestras frentes, pues queda poco tiempo para que la luz natural nos abandone. El comienzo de la ruta es muy sencillo, en ligero ascenso, todo el rato corriendo junto al río Valira del Nord hasta alcanzar la población de Llorts, en donde comenzaríamos la primera gran subida de la noche en la que sortearíamos 1.200 m de desnivel en un tramo de 6,5 km hasta llegar al Pico del Clot del Cavall, en ese tramo se suceden unas zonas con camino relativamente fácil, con otras mas técnicas con la presencia de rocas, agua e incluso un nevero. La luna luce espléndida mientras el viento azota con bastante fuerza en la cresta de la montaña, me protejo del frío con un par de prendas e inicio un descenso largo y sinuoso por un terreno permanentemente hervoso, hasta ahora las sensaciones son buenas, no he forzado el ritmo y tengo la sensación de que podré con el reto. Cuando me faltan pocos km para alcanzar el primer avituallamiento, me pasan varios corredores de la Ultra Mític, he recorrido unos 15 km y me están pasando los “cracks” que han salido 2 horas mas tarde que yo, alucinante como corren. Llegado al refugio del Pla de l'Estany mis sensaciones han cambiado notablemente, la bajada me ha castigado las piernas mas que la subida, tomo algún alimento, recoloco el contenido de la mochila y saludo a Iaga que venía muy cerca de mí, le comento que noto raras las piernas y no quiero que se enfríen, por lo que comenzaré a moverme de inmediato, lo cual hago con tranquilidad mientras continúo alimentándome, toca atravesar un rellano inundado de agua y continuar por una bajada pronunciada en la que sigo sintiendo malas sensaciones en los cuádriceps y rodillas, al cabo de un rato me alcanza mi compañera de Coruña Trail y al poco iniciamos juntos la segunda gran subida hasta el refugio del Comapedrosa que tendrá continuidad hasta la Portella de Sanfons, comentamos nuestra situación horaria y calculamos que vamos bien según el plan para acabar entre las 20 o 24 horas de carrera, durante ese tramo mis piernas siguen quejándose y comienzo a razonar conmigo mismo hasta que, ya en voz alta, comento con Iaga mi estado y mi intención de no acabar la prueba, momento en el que ella me confiesa que siente unas sensaciones parecidas y que ve muy complicado poder seguir. Llegados al refugio de Comapedrosa nuestra decisión ya es firme, aunque continuaremos hasta el siguiente punto de control. Reiniciada la marcha acabamos por alcanzar la Portella de Sanfons, después el Port Negre, en donde alcanzamos las instalaciones del teleférico de las Pistas de Arinsal que, en la oscuridad, ofrecen un aspecto fantasmagórico, tras ese punto “solo” nos queda un descenso hasta el Coll de la Botella, entrecomillo “solo” porque aunque sea poca distancia, el “defecto” de nuestras piernas nos hace sufrir mas en las bajadas que en las subidas, por lo que nos lo tomamos con calma mientras, poco a poco, percibimos como se acerca el día, comenzamos a escuchar pájaros anunciando el amanecer y, por fin, ya de día, alcanzamos el punto de control en donde entregamos los dorsales tras una noche de ruta y 30 km recorridos. Aún hubo que esperar un buen rato hasta que conseguimos que un tipo muy amable nos bajase en coche hasta Ordino.
A pesar del abandono, la satisfacción por haberlo intentado era superior a la desilusión, el hecho de parar a tiempo impidió que los daños físicos fuesen preocupantes y, al menos, nos quedan las impresiones de un recorrido espectacular y lo especial que es moverse por las montañas de noche acompañados por la luz de la luna y de los frontales.
Cuando llegué al hotel consumí un buen desayuno mientras conversaba con los amables anfitriones del Hotel Antic, después una buena y relajante ducha y, por fin, un sueño reparador menos extenso de lo que en principio esperaba, dado que recibí la llamada de mi amigo Luis que había dado por finalizada su participación después de sobrepasar la distancia de una Maratón de montaña con un desnivel brutal. Buena parte del día transcurrió siguiendo por internet las noticias de nuestro fenomenal compañero Rafa, que se disponía a afrontar su 2ª noche en las montañas, camino de convertirse en finalista de la Ultra Mític, algo que pudimos ver y celebrar al día siguiente, cuando lo encontramos llegando a meta con una entereza adminable en alguien que había empleado 36 horas seguidas en luchar contra un reto imponente. 
La alegría que sentimos cuando lo vimos llegar y acompañamos hasta la meta fue tan grande como si lo hubiésemos logrado personalmente. El estado de sus zapatillas era memorable y, como tal, nos ocupamos de inmortalizarlo...
La última carrera de sus zapatillas

Lo que he podido aprender de esta experiencia es que determinados retos solo deben afrontarse en plenitud de condiciones, no me sirvió planear un esfuerzo de baja intensidad para así no agotar mi resistencia, si no se llega bien, seguro que aparecerá el fallo muscular de un modo u otro.  

2 comentarios:

  1. En su momento saqué la misma lectura. Y creo que ambos volveremoa allí a intentarlo de nuevo. Un abrazo.

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  2. Que grande eres Candi !!! Muy buena cronica y gracias por lo que me toca... ojalá podamos hacer un ultra juntos muy pronto, lo cual querrá decir que tus rodillas estarán recuperadas

    Un abrazo

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